Panel: Educar para una Nueva Sociedad

Sábado 2 de Febrero - 11:00 am
Intervienen: María Luisa Aspe, Profesora investigadora de la Universidad Iberoamericana y presidenta del IMDOSOC; Lourdes Caudillo, Profesora de la Universidad Iberoamericana; Lilia Pineda, Madre de familia Donceles 66, Centro, Entrada Libre

Es innegable que el mundo de hoy atraviesa por una situación de emergencia educativa, la cual también se vive en nuestro país, con sus peculiaridades históricas y culturales, junto con una erosión de la tradición. “Educar jamás ha sido fácil, y hoy parece cada vez más difícil. Lo saben bien los padres de familia, los profesores, los sacerdotes y todos los que tienen responsabilidades educativas directas (…). Nos encontramos inmersos en un clima generalizado, una mentalidad y una forma de cultura que llevan a dudar del valor de la persona humana, del significado mismo de la vida y del bien; en definitiva, de la bondad de la vida. Entonces, se hace difícil transmitir de una generación a otra algo válido y cierto, reglas de comportamiento, objetivos creíbles en torno a los cuales construir la propia vida (…). Pero cuando vacilan los cimientos y fallan las certezas esenciales, la necesidad de esos valores vuelve a sentirse de modo urgente; así, en concreto, hoy aumenta la exigencia de una educación que sea verdaderamente tal” (Benedicto XVI, Mensaje a la Diócesis de Roma sobre la tarea urgente de la educación, del 21 de enero de 2008).

 De hecho, en nuestro país, gracias al trabajo de varias organizaciones y personas, la opinión pública ha empezado a tomar conciencia de esta “emergencia educativa”, al menos en lo que toca al sistema educativo nacional, y se ha comenzado a generar diálogo, propuestas y presión para cambiarlo. También por esto, una de las primeras reformas enviadas por el presidente Peña al Congreso tiene que ver con el tema educativo. No obstante estos pasos positivos, es necesario mirar bien en qué consiste esta emergencia educativa, conocer más esta realidad que nos interpela a todos, tomar conciencia de los factores históricos y culturales que la han generado, para poder participar con la mayor seriedad y prontitud en la respuesta a este gran reto que implica educar hoy, particularmente a nuestros niños y jóvenes.

Es por esto que deseamos retomar y dialogar con nuestros invitados sobre el contenido de la carta pastoral “Educar para una nueva sociedad”, con la que la Iglesia ha entrado en este debate, para profundizar en nuestra propia responsabilidad educativa y no dejarla en manos de los demás o del Estado. Si bien la creación de un marco legal adecuado para el sistema educativo nacional es responsabilidad del gobierno, la responsabilidad de educar a la persona, de acuerdo con su naturaleza que es relación con el Infinito, le corresponde principalmente a las distintas realidades comunitarias que hay en la sociedad.