domingo, 22 de enero de 2012
Panel: La persona y la sociedad renacen sólo en la certeza
Sábado 4 de Febrero 2012 - 4:00 pm
Intervienen: Yamile Y. Novelo, Directora General Ejecutiva de Youth Education Support (YES) México, A.C; Jorge E. Traslosheros, Director de la Revista Vida Nueva México; Magui Álvarez, Esposa y madre de seis hijos, profesora del ITAM; Arturo Ortega, Director General de Concepto Total, S.A. de C.V.
Donceles 66, Centro, Entrada Libre
El pasado mes de agosto, el neuropsiquiatra Eugenio Borgna comentaba en el Meeting de Rimini, Italia: “La época en la que vivimos está marcada por los triunfos aparentes de las certezas matemáticas, físicas, neurocientíficas. “Verdades” todas ellas que encuentran en sí mismas su posible oposición, porque son relativas a la condición humana, que es frágil y efímera. Es necesario mirar un punto firme y que remite a otra cosa: nuestro corazón… La fuerza del reconocimiento en cada uno de nosotros de la sed de infinito nos lleva a percibir el sentido de la vida únicamente en esa palabra que no tiembla, que no está sujeta a cambios y que convierte lo cotidiano, aunque esté lleno de dolor, en fuente de esperanza. Es la experiencia del Misterio que, como una chispa, se refleja en la vida transformándola, sustrayéndola a la banalidad, al ocio”.
Muchas veces pareciera como si este deseo de infinito que da al hombre la capacidad de incidir y marcar la sociedad es como si quedase reducido a los protagonistas públicos de un pueblo (i.e. políticos, empresarios, hombres poderosos, etc.); sin embargo, una nación se construye con la gente que cotidianamente hace sacrificios cotidianos para construir una vida mejor para si y sus seres queridos. Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, ha señalado que tanto la experiencia humana como la sociedad renacen cuando existe alguien, un yo, que creando una obra –sea cual fuere su relevancia social-, no se limita a responder a una necesidad particular, sino a toda la realidad humana que implica. Para un cristiano, su modo de responder a una necesidad, de crear una obra –familia, empresa, escuela, oficina, taller- demuestra qué percepción tiene del misterio de Dios. En resumen, para el cristiano solo es posible construir a partir de la certeza de ser amado por el Padre.
Pero, ¿cómo es posible hablar de certeza en las circunstancias de crisis que vivimos? ¿Qué certeza puede tener un hombre que no comparte la fe cristiana? La certeza no nace de las circunstancias, la certeza nada de algo que es más grande que el hombre. Y entonces, es posible amar a quien es diferente de nosotros, construir juntos, incluso cuando se es muy diferentes. La certeza verdadera no divide, no excluye, abre.
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